Mindfulness: una filosofía de vida basada en el poder de la mente

Hace unos días Sara Carbonero contaba en su blog que había descubierto el arte de la meditación, y que se había quedado «completamente colgada». Y, como ella, muchas personas quedan enganchadas a este arte milenario llamado mindfulness. Esta filosofía de vida está más extendida entre profesionales del mundo de la moda, nutrición, fitness y el lifestyle en general, y lo practican cada semana como costumbre de su rutina tradicional. Este concepto, que no tiene una traducción literal, se refiere a elementos como la atención plena, la conciencia total y abierta: en esencia, poner todos nuestros sentidos, todos los esfuerzos de nuestra actividad intelectual en el bienestar a través de distintas técnicas. Así, gracias a la atención total y otras prácticas como la meditación a partir de una tradición budista, lograremos reducir niveles de ansiedad o depresión, entre otros aspectos negativos, para alcanzar la concentración y relajación.

No podría entenderse el mindfulness por completo sin acudir al desglose de su terminología en inglés: mind (mente),ful (completo) y ness (capacidad). Se trata de alcanzar un nivel de concentración y conciencia de uno mismo que nos permita acudir a la raíz de cualquier problema, enfocándonos a unos objetivos y con aplicaciones pragmáticas.

A través de distintas sesiones de concentración y meditación, quienes lo practican pueden alcanzar un estado profundo de conciencia con distintas técnicas. Hay que buscar un lugar adecuado para ello: ese rincón de la casa libre de ruidos, con una temperatura agradable y en el que no nos vayan a molestar los teléfonos, correos electrónicos y demás focos de estrés del día a día. Por supuesto, ese lugar de tranquilidad y que nos transmita paz puede encontrarse en un parque, en el río o entre montañas: simplemente, el mindfulness debe practicarse en aquellos sitios en los que podamos concentrar nuestra mente al máximo

Controlando la respiración y mediante distintos ejercicios, con ropa cómoda y ajenos a los molestos ruidos es posible alcanzar el estado de concentración que nos permita separarnos de nuestra mente, ver los problemas en perspectiva y centrarnos en las sensaciones y los pensamientos. El mindfulness es una práctica que puede llevarse a cabo alrededor de media hora al día: el tiempo necesario para desconectar de todo lo demás y conectar con nosotros mismos.

Esta filosofía de vida, como cualquier otra cosa, requiere de una adaptación y un aprendizaje. Es probable que durante las primeras sesiones la concentración no sea completa, que cueste centrar el foco y que la falta de resultados iniciales nos canse, pero conviene no desistir. Nos permitirá, con el tiempo y el entrenamiento, prestar atención total al momento presente, sin juzgar, aprendiendo de todo aquello que ocurre aquí y ahora.

El equilibrio interno entre cuerpo, mente y espíritu se alcanzará una vez las distintas técnicas se vayan dominando y las capacidades puliendo. Y, con unos minutos al día, poder así descubrir nuevas vías en nuestra mente, disfrutar de una mejor manera el momento presente y sacar de nuestra realidad cotidiana aquellos elementos que lastran nuestro avance.

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